No está muerto quien critica.
Que la TV está en un momento de transición, calculo que ya
no hay quien lo dude; hasta los más nostálgicos que se aferran al recuerdo del semicírculo familiar en torno a ese
particular electrodoméstico, comprenden que ya no todos los contenidos
audiovisuales son sólo visibles por TV. La
segmentación, sobre todo en países como el nuestro que se jacta de tener
una penetración de TV por cable de más del 80% de los hogares, está desde hace
tiempo migrando a otros medios o canales
que no son los clásicos Canales de Aire (siempre me sonó romántico lo del
“Aire”). En fin, nadie puede discutir que los que buscan contenidos más o menos
específicos (Noticias, Deporte, Música, Infantiles, etc.) encuentran una oferta
más que generosa en canales de cable o
digitales especializados. Sumado a esto hay, empujando, varias generaciones
jóvenes de “televidentes” que consideran que ver contenidos en horarios y pantallas no decididos por
ellos mismos es una costumbre tan exótica como arcaica. El resultado de tal
movimiento de público genera una merma irremediable del rating general de los
canales de aire en los últimos años. Antes,
lo que no pasaba en TV, no pasaba; como antes de antes, lo que no pasaba en los diarios, no pasaba.
Es un hecho, sólo eso, no es para ofenderse ni angustiarse. Hace unos días
opiné en una nota que “La televisión de
aire, TAL COMO LA CONOCIMOS, ya murió”. Una metáfora (bastante simplona,
por cierto) que, descontextualización periodística mediante, enfureció a más de
uno. Me hizo acordar a la escena
final de la película “Amanece que no es poco”, en la que un militar franquista
le dispara al sol porque amaneció por otro lado que el esperado.
Lo curioso es que a la par de esta metamorfosis está
ocurriendo otra, no menos drástica, en el periodismo
de espectáculos. Originalmente (en épocas prehistóricas, previas a Google y
redes sociales, por ej.) los periodistas, entre otras cosas, eran los
encargados de rescatar del ostracismo, contenidos valiosos y dignos de ser
apreciados por los televidentes. Esta actividad periodística se sigue llevando
a cabo, pese a los cambios tecnológicos y culturales mencionados, en varias
artes o afines (literatura, teatro, plástica, cine, música, etc.) pero ya casi
no en TV. Se suele llamar “Crítica”;
consiste, a vuelo de pájaro, en que un periodista (que sabe mucho de alguno de
los géneros artísticos) consuma un nuevo contenido y opine de él. De él en cuanto él; no de él en cuanto rating
de él. ¿No sé si me explico? Pregunté a varios profesionales sobre esta
nueva no-tendencia y me respondieron (con un dejo de nostalgia) que las
“críticas” ya no “vendían”, por lo menos era el punto de vista de los que
decidían qué publicar y qué no. Debería
ser a la inversa, pienso: si un contenido tiene mucho rating, tal vez no se
necesita hablar tanto de él, ya que el público mismo opina; y si no es un
contenido muy conocido, pero interesante, bien vale que los profesionales lo
destaquen. Digo, tratando de ser sensato.
Así las cosas, ya emitidos cinco capítulos de la nueva serie
que dirigí “Las 13 esposas de
Wilson Fernandez”, (miércoles 23.30 h, canal 7) hemos recibido tan sólo dos
críticas (por cierto, buenísimas, gracias, de La Nación y La Voz). Quiero
explicar que un equipo enorme de actores, productores, técnicos y demás,
laburó mucho para lograr una ficción sumamente original que nos llena de orgullo. Puede ser valorada más o menos
por cualquier televidente afecto al cine y a la ficción en general, pero en lo
que probablemente coincidan casi todos es que se trata de una serie muy
diferente a las que usualmente se hacen en nuestro país.
Aquí, los links de "Las 13 esposas de Wilson Fernandez"
Cap 1 "Camila"
Cap 5 "Marina"Cap 1 "Camila"
https://www.youtube.com/watch?